sábado, 18 de diciembre de 2010

Alexandria Bay. Nueva York


 

Inmerso en la región de las 1000 islas se encuentra este pequeño pueblo del norte de Nueva York. Para muchas personas entre las que estaba yo, Nueva York era Manhattan, pero hay mucho más que visitar.

Está construido en la orilla del río San Lorenzo que desemboca en el lago Ontario y este a su vez proporciona el agua necesaria para que las cataratas del Niágara sea uno de los destinos turísticos preferidos del mundo.


La “vida” del pueblo propiamente dicho se reduce a una calle de unos 500 metros jalonada de tiendas de souvenirs y restaurantes. En las aledañas, algún bar y sala de conciertos.El estar en el margen del río ha propiciado la construcción de unos curiosos “chalets adosados” con garaje para motoras (Ver foto).


Su situación geográfica le otorga una inestabilidad climatológica que pude experimentar en pleno agosto. Llegué con sol, visité el pueblo con lluvia, cené con el cielo encapotado, me desperté con niebla y partí otra vez con sol.

Tras “pasear” por la calle principal corriendo de toldo a toldo comprando algún “detallito” para mis allegados decidí subir al barco que recorre una buena parte de la principal atracción turística de la zona, Las mil islas. No sé si con 1001 o 999 pero poco importa el dato cuando empiezas a ver las mansiones que coronan cada isla. Si bien es cierto que alguna es más islote que isla, la espectacularidad y el lujo son la nota dominante.


 Antes de zarpar y para amenizar la espera, un policía trataba de forzar un coche para que su atónito dueño pudiese entrar, parecía el mundo al revés.

El guía turístico fue detallando la historia de la región mientras la salpicaba de anécdotas sobre los dueños de las propiedades (famosos, propietarios de cadenas de supermercados, directores de periódicos etc.), la sana rivalidad entre los pueblos de la orilla estadounidense y los de la canadiense…

Uno de los aspectos más cuidados es el medio ambiente. Pocos barcos, el agua limpia y la ausencia total de cables visibles. De hecho al respecto de esto último la guía comentó que sumergir el cableado eléctrico costó 3.000€ dólares el metro…a lo mejor no la entendí bien.


En este caso una imagen vale más de mil palabras así que es mejor que ponga unas cuantas.



Después del paseo me dirigí a cenar y opte por una sopa .En el 80% de los restaurantes de EEUU hay sólo dos tipos de sopa; La de almejas (clam chowder) y la de la casa (de patata, jamón cocido, puerro y pimienta), ambas muy espesitas y por lo general muy buenas para entonar el cuerpo. Aunque están en el apartado “Sopas” son más bien cremas. Creo que de segundo me fui al clásico filete de Halibut acompañado de patatas fritas y una especie de salsa tártara.


Para dormir me alojé en el Captain Thomson’s Resort. En la segunda planta y con unas maravillosas vistas al río.


2 comentarios:

  1. Me cuesta mucho imaginar unas casas ma bonitas que esas.

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  2. La verdad que si. Islas privadas. Una zona tranquila. Uno de esos sitios en los que dice: Si me tocase la lotería...

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