Delincuencia obliga



La nueva familia tradicional
española

Los gobiernos nos están obligando a delinquir. Tan triste como cierto. Y yo…soy un delincuente más.

En la posguerra había tal escasez de todo que el ingenio y la pillería convirtió a una mayoría de españoles en Lazarillos de Tormes de carne y hueso. A mi modo de entender, estaba justificado.

Engañar al estado suele ser un deporte no reconocido olímpicamente, lo cual es una pena para España ya que contamos con plusmarquistas mundiales; Desde el gran empresario evasor de impuestos al chapuzas que trabaja sin factura, quien más quien menos trata de regatear a hacienda con mayor o menor acierto. Estas especies autóctonas actúan en época de vacas gordas, flacas o famélicas.

De quien quiero escribir hoy es de los nuevos delincuentes. Al igual que los nuevos ricos, somos pedantes, “cantosos” y no podemos reprimir contárselo a todo el mundo. Nos falta la experiencia que da la costumbre y el saber estar que otorga la sinvergonzonería.

Nos hemos pasado la vida cumpliendo casi escrupulosamente la ley (lo siento DGT, a veces voy a 133 Km/h por la autopista) y ahora asistes atónito al espéctaculo dantesco de unos partidos políticos  prohibiendo, robando ilegalmente (corrupción) y legalmente (impuestos abusivos), deshumanizados, mal nacidos y mal criados.

Deshumanizados porque en lo último que piensan es en el ciudadano. Mal nacidos porque la democracia les da plenos poderes sin poder de censura por parte del mismo ciudadano. Y mal criados porque el votante le permite todas sus tropelías sin decir esta boca es mía.

Y en estas, el español, que sólo se une al resto para celebrar un gol u opinar de Belén Esteban, empieza a hacer la guerra por su cuenta. Creo que fue Miguel de Unamuno el que dijo “Es más difícil poner de acuerdo a dos españoles que a toda Europa”.

Si ese gesto significa que de mí
sacais 0 euros...acertaisteis

A lo largo de los años he ido construyendo una sólida discoteca de unos mil y pico álbumes originales además de películas y videojuegos. Un buen día fui consciente de un canon que he pagado durante mucho tiempo y me paré a pensar; Una empresa privada con la connivencia del estado me cobra un impuesto revolucionario tratándome como un ladrón y sin el derecho de presunción de inocencia que ellos reclaman al menor Gurtel o Filesa de turno.

Pero lo que más me dolió fue obsevar como mis artistas preferidos, ellos que me acompañan en el coche, en casa o el trabajo, ellos a los que yo compraba puntualmente sus obras a precio de oro…me dejaron de lado. No movieron un dedo por defenderme. No clamaron por mis derechos ni me exculparon de la acusación de ladrón.

¿Y ahora me pedís ayuda? Que os den por el culo.

Yo comparto mis discos con otros y los intercambio, me da igual 1 que 1.000 y no me lucro por ello. No me siento orgulloso…pero es lo que hay.

Para mi la solución es muy sencilla.

1. Eliminar el Canon.
2. Disculpas públicas de los artistas

Si se cumplen estos dos supuestos y volvería a invertir mi dinero en música y cine. Pero lo dudo ya que para lo primero hay que ser honrado y para empezar la ministra de cultura tiene un conflicto de intereses ocupando su cargo (cosa que a nadie parece escandalizarle); Y lo segundo es más complejo aun ya que muchos de esos artistas viven de un disco decente que hicieron hace 10 años. Yo mismo hice un informe muy bueno hace 10 años y mi jefe echa mano de el regularmente...pero no le cobro cada vez.



Hay otros casos similares de nuevos delincuentes, pequeños hurtos, facturas sin iva (los que antes no lo hacian), apaños en la declaración de la renta etc, pero para variar entro por la puerta principal de una entrada y salgo por la de la cocina de otra y como no me gusta escribir longanizas interminables rellenas de palabras, lo dejaremos para mejor ocasión.

"No conoceis el poder del lado oscuro"

Terminaré eso sí, con esas gotas de agua para humedecer los labios del sediento en forma de patada en el trasero de la Ley Sinde. Son gotas y no dan para mucho más ya que volverán a la carga, que nadie dude que volverán a la carga.
CIU, que pretendia pescar a rio revuelto ha visto como el PSOE en esta ocasión no ha pasado por el aro. Los socialistas pedian un cacahuete y CIU exigia a cambio un chalet en la Moraleja.  O han subestimado la capacidad de Zapatero para no bajarnos los pantalones o han sobreestimado el valor real que tiene para el presidente la dichosa ley.