Ya dormirás cuando estés muerto

El gobierno ha comprado los derechos de esa frase a una conocida marca de ron para usarla como lema de las campañas del ministerio de trabajo.

Al “¿libertad…para qué? añadimos ahora el ¿descansar…para qué?

Cada vez que leo o escucho el número 67 me entra un escalofrío desde las canillas hasta el flequillo que me deja helado. Y pensar que sólo un par de números más supone un placer casi garantizado…67 para mí es el nuevo 666.

Este mundo, pese al ahínco con el que lo destrozamos, es un lugar muy bonito para disfrutar y descansar y ya me parecía abusivo que la edad de jubilación fuese de 65 años ya que siempre he considerado justo que una persona con 35 años trabajados recibiera la visita de un funcionario que le dijese:

-         Enhorabuena, ya ha trabajado usted bastante para el país. Váyase a disfrutar de la vida.

Con 65 años y habiendo aumentado la esperanza de vida, todavía uno podría viajar, practicar deportes o sencillamente leer o ver películas sin estar atado a un tacatá o un asistente social en el peor de los casos.

Precisamente el aumento de la esperanza de vida es una de las excusas que estos buenos para nada, estos sinvergüenzas sin escrúpulos de clase dirigente que tenemos usan para justificar la nueva salvajada que nos tienen preparada.

Independientemente de las creencias de cada uno, sólo tenemos una corta vida en la tierra (si usted cree en la reencarnación le diré que solo es válida si recuerdas tu vida anterior)  y  ¿la vamos a pasar trabajando? A mi este pensamiento me crea una profunda angustia y me apena.  De un futuro negro hemos pasado al No hay futuro sin necesidad de tener una cresta en el pelo aunque los vellos de punta no te los quita nadie.

No quiero decir con todo esto que durante tu vida laboral no se pueda disfrutar, pero ya que tenemos que trabajar para vivir (no todos) por lo menos que una considerable parte de tu vida puedas recoger los frutos que has ido cultivando sin tener que fichar en el reloj de la empresa.

El estado del bienestar es un fraude, es la zanahoria que nos han puesto para que sigamos arrastrando un carro que cada día cargan más políticos, vagos y demás fauna parasitaria.

De aquellos barros derrochadores vienen estos lodos penalizadores y hasta que nadie diga lo contrario los culpables no sólo saldrán indemnes sino que cobrarán un sueldo vitalicio como premio a su incompetencia.

Celestino Corbacho declarando
en un tribunal acusado de
incompetencia.
No, es broma.

Dentro de unos años cuando salgamos de la empresa con un bastón y una bolsa de migas de pan para los patos como premio a una vida de trabajo la mayoría no recordará que todo empezó en estos años de negación de la crisis, subvenciones alocadas, inversiones nulas y todo por la política social. Podríamos ocupar un tomo de 1000 páginas sobre el desconcertante significado que esas dos palabras mágicas tienen para un político socialista español.

Es deplorable como juegan con nuestras vidas. Vencimos a reyes y dictadores para caer en las garras de estos esclavistas.

Pero no todo van a ser noticias negativas. El gobierno tiene pensado “matizar” está medida no aplicándola a ciertos sectores cuyo trabajo sea considerado “penoso”.

Supongo que se alegrarán obreros, policías, y mineros entre otros pero será la tumba de los oficinistas como yo. Estar 10 horas dentro de una oficina soportando cretinos delante de una pantalla de ordenador no es penoso, es una bendición del cielo comparable al día que me caí a las vías del metro.

La verdad es que la jugada está muy bien pensada; Cuando más tarde nos jubilemos más posibilidades habrá de morir trabajando y si mueres trabajando no cobras pensión. Es perfecto.

La medida, tramada hace un año y hasta ahora no aprobada, primero para no castigar psicológicamente más a los votantes y segundo para que la huelga-carantoña de septiembre discurriese por los cauces acordados entre gobierno y sindicatos, se va a hacer efectiva a principios de año como regalo de reyes para hacer aún más empinada la cuesta de enero.