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martes, 5 de abril de 2011

De Espinete a Ojete. La TV de ayer y de hoy


Leo en 20 minutos un interesante artículo sobre las vulneraciones que se perpetran al mal llamado horario infantil.

En mi época, salía del colegio a las 17:00 y después de merendar algo sano, nada de bollería, me ponía a ver la televisión un rato.
Siempre estaba Espinete liándosela parda a Don Pimpón o a Chema, el panadero en situaciones divertidas e inofensivas.

Todo ello mezclado con sketches de las famosas marionetas de Jim Henson; Coco, Triqui, traque o el conde drácula. Siempre tenían un transfondo educativo y lo bueno es que aprendíamos sin darnos cuenta.

Los niños de mi generación tenemos, gracias a Coco,  muy clara la diferencia entre “cerca” y “lejos”. Gracias a ello sabemos que la recuperación económica esta muy “lejos” y la posibilidad de que un españolito pierda su trabajo, muy “cerca”

De la misma manera el conde Drácula nos enseño a contar hasta 10 y como me daba un poco de miedo lo aprendí enseguida. Por ello, a día de hoy sé que hay 5 millones de parados y no 4 como dicen las fuentes afines al poder.

Aparte de barrio sésamo, otros programas como 3,2,1 contacto, el kiosco o La cometa Blanca amenizaban las tardes amén de enseñar a los niños.

Y así se pasaban las tardes hasta ponerte a hacer los deberes.

Este diario, ha empezado una fantástica cruzada contra los abusos al horario infantil recopilando los mejores momentos, es decir, las lamentables y aberrantes situaciones y diálogos que se dicen sin ningún tipo de control.

Tenía entendido que había una ley que regulaba esto, (También tenía entendido que estaba prohibido subir el volumen automáticamente cuando llegan los anuncios y me sigo pegando cada susto…), y de hecho, es frecuente escuchar después de insultos o groserías: “a ver…cuidado que estamos en horario infantil”…y asunto resuelto; Mañana más.


En Sálvame diario, uno de los muchos programas de casquería que presenta Jorge Javier Vázquez se han podido escuchar en horario vespertino cosas como:
“si tienes coño me cuelgas", "sinvergüenza, delincuente, sucio, repugnante y poseedor de un micro-pene", "sucio repugnante, antes me como la mierda. Hijo de puta Proxeneta".


En vuélveme Loca, de 13 a 15 los fines de semana: "Belén Esteban dijo a mi madre que tenía el coño escocido de estar conmigo","esa cuadrilla de maricones" , "que se lave la boca con la escoba del 'water' y que se la meta por el 'ojete' antes de hablar de mi madre"…como verán, la riqueza de vocabulario y el buen gusto imperan en estos programas al alcance de los niños y cuyos padres no siempre pueden controlar todo lo que estos ven.

Podría seguir poniendo ejemplos pero estarían de más y simplemente con poner la televisión esta tarde uno puede recolectar una buena cosecha de ordinarieces varias.
Y dejando aparte las frases, las situaciones no se quedan atrás; Malos tratos, humillaciones, infidelidades, prostitución…la gama es amplia y el límite nulo.

Recuerda 20 minutos que “existe un acuerdo firmado por todas las cadenas dentro del Código de Autorregulación que establece un horario protegido (de 6.00 a 22.00 horas) y superprotegido (de 8.00 a 9.00 y de 17.00 a 20.00 horas)” es evidente que se pasan el código por el forro de la vergüenza que una vez tuvieron.

Repito lo que dije en una entrada anterior, luego que si los niños de ahora no son como antes, que si roban que si violan que si leches.
Me da asco (sorprenderme no) ver como se saca de madre una pelea en el colegio y las televisiones corren ha cubrir el espectáculo y en cambio esas mismas televisiones se saltan a la torera los derechos de los niños con su programación.

Una vez más se demuestra que la lucha por los desprotegidos está muy bien siempre y cuando no te afecte al bolsillo. Comprometidos con la infancia...12 meses 12 causas....lo que ellos digan.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Exagerando conscientemente: ¿Es el español el nuevo judío?



Publica el diario monárquico y artrítico por excelencia, ABC, una noticia que si bien la cojo con pinzas, no me extrañaría nada su veracidad dados los tiempos que corren hacia atrás.
En un colegio de Sitges, a un alumno de 5 años le han puesto un círculo rojo (pegatina de ese color, no el delicioso bollito relleno de chocolate) en las notas por “no participar en conversaciones utilizando la lengua vehicular del centro”.

Según sus padres el niño llego a casa compungido y pregunto a sus padres “¿Qué he hecho mal mami?”, frase esta remarcada en negrita para llegar al corazón más duro del lector. No me pitorreo de esto, de hecho estamos acostumbrados gracias a tele 5 y antena 3 a reporteros ansiosos de lágrima fácil que convierten un corte de luz en una lucha por la supervivencia.

El artículo presupone que el alumno no hablaba en catalán en el patio y de ahí la amonestación. Yo no voy tan lejos, no se si seria en el patio, en la clase o en el retrete.
Las notas del alumno
Dicho esto, no me sorprende la noticia dada la larga lista de agresiones a todo lo que suene a español en muchas partes de la Comunidad autónoma catalana.
Promoción de los productos regionales y la marginación de los nacionales en tiendas y supermercados. Multas por rotular carteles en castellano. Participación de la selección catalana en competiciones internacionales. Inmersión lingüística general. Funcionarios del resto de España que no pueden trabajar allí si no saben catalán y un larguísimo etc.

Los educadores saben que a los padres apenas se les puede enseñar nada pero a los niños…los niños son esponjas, sobre todo si se les estigmatiza con respecto a sus compañeros, bien lo saben en las ikastolas de muchos pueblos vascos.
Supongo que un perro obediente con la carrera de magisterio ha decidido seguir los dictados de su amo y le ha endosado al nene el puntito rojo en el informe. Este habrá sido el moderado, alguno habría que sugirió ponerle la pegatina roja en la chaqueta, idea tomada de un  ciclo de películas de Spielberg que vio en la casa de la cultura de su pueblo.
El niño, por mucho que ahora le digan sus padres, va a esforzarse en hablar catalán para que sus “profes” no le regañen.

La inmersión lingüística es una fábrica de paletos a gran escala. Como lengua para decir “Pere, No ho vull fer sense condó” o “Voldria carn de porc, siusplau” está bien. Lenguaje de estar en zapatillas, vamos. Pero para moverse por el mundo va un poco escasito.

A estas alturas de entrada para muchos lectores sensibles ya estaré enjaulado en la zona de los animales catalanófobos pero nada más lejos de la realidad. Nada me gusta más que encontrarme compatriotas por Norteamérica y los catalanes se llevan la palma hasta límites casi surrealistas como estar en una catarata perdida, fuera del circuito turístico, apenas con dos o tres personas más y aparecer un autobús repleto de catalanes o volar a Alaska en un avión con no más de 60 pasajeros 15 de los cuales eran catalanes. Y el español, nuestro idioma, nos une en útiles conversaciones sobre que ver y donde comer, entre otros asuntos. Pero claro, dudo mucho que los catalanes viajeros que me he encontrado y los catalanes viajeros que no me he encontrado pusiesen un punto rojo a alguien por un motivo que no fuesen malas notas o mal comportamiento.

Me encantaría tener una lengua propia; Lo digo sin retintín. Si la tuviese la cultivaría en familia o con los amigos. Es algo que nunca se debe perder. En mi comunidad autónoma no tenemos, salvo que expresiones como  Dabuten” o “Achanta la mui” se consideren parte de una lengua propia. Pero todos sabemos que el fin de la inmersión lingüística (o inversión lingüística, según se mire) alentada por los políticos no es el sano perpetuar de la lengua y sí motivos más obscuros.

Para terminar, espero sinceramente que dejen a los niños ser niños en paz y esos abusones se metan si se atreven con los de su edad, los votantes.