A la mañana siguiente decidí dar un paseo fotográfico más en profundidad por la ciudad. Mi destino era el Sculpture Garden, a unos 2 kilómetros de mi hotel. Quizá callejeé más de lo que pensaba porque se me hizo eterno.
La impresión que me dieron las calles del Downtown fue la misma que el día anterior, poco transitadas y con aspecto algunas de abandono pero sin ninguna sensación de inseguridad. Me gustaron unos cuantos teatros y la universidad.
Desayuné en una cafetería un descafeinado pequeño y un bollo de chocolate. Quien conozca EEUU sabrá que ese descafeinado pequeño era de medio litro.
Parque Loring |
Antes de llegar al jardín de las esculturas le eché un ojo a la sencilla y bonita Basílica de Santa María; Muy cerca de esta se encuentra el parque Loring; Nada especial, unos cuantos árboles, una laguna, pero agradable y además habían montado un mercadillo de artesanía que recorrí interesado por las piezas y asustado por sus precios.
Crucé la Interestatal 94, una gran autopista que divide la ciudad, y llegué al Sculpture Garden. Básicamente es un parque con estatuas de arte moderno cuyo santo y seña es la llamada Spoonbridge and Cherry. Se ha convertido en un icono de la ciudad (lo que tampoco es decir mucho) y la puedes ver en todas las guías. Como se puede ver en la foto que abre esta entrada, sin ser un Dalí, es agradable a la vista (lo que no es poco) y encaja perfectamente en el entorno.
Tras pasear por el lugar buscando la sombra, ya que aunque no soy un bombón el sol derretía las piedras, emprendí el camino de regreso al centro.
Minnesota State Capitol |
Cogí el coche e hice una fugaz excursión a la ciudad gemela de St. Paul, la capital del estado. No quiero juzgarla severamente porque la verdad es que fue un visto y no visto, pero me pareció un pelín sosa y sin personalidad (Cosa que ya me había avisado una bonita chica en las fiestas de Lanesboro) y apenas tomé una foto del Minnesota State Capitol, que alberga la cámara de representantes y el senado entre otras cosas. Estaba en obras.
De vuelta en la ciudad que vio nacer a uno de mis artistas favoritos, Prince, fui al otro lado del río para tener otra perspectiva de la ciudad. Las zonas de Beltrami y Dinky town eran tranquilas y con cierto aspecto bohemio. Bonitos cafés con terraza y viviendas tipo loft.
El ayuntamiento |
Mi camarera era negra, alta, con gafas y guapísima, aparte de tener un busto de escándalo. Tengo entendido que hay polémica sobre estos locales porque discriminan mucho a la hora de elegir personal…puede ser.; Quizá por ello junto a ella iba una aprendiz oriental, bajita y normal en todos los sentidos físicos.
Pedí unos nachos como plato único y por descontado obtuve una gran fuente que no pude terminar. Estaban bastante buenos. Entre la decoración del local destacaban muchas fotos de camareras espectaculares cuyos pies de foto generalmente hacían mención a cuando habían sido chicas “Hooters”.
Para bajar la comida, recorrí las calles y tiendas que había visto la tarde anterior y puede ser que cayese algún presente pero no lo recuerdo con exactitud…
Sin casi darme cuenta fue cayendo la noche y con ella, la ciudad cobró vida.
Minneapolis tiene marcha para dar y tomar y de todo tipo. Era domingo y las calles eran un hervidero de gente dispuesta a pasarlo bien. Cuando el americano medio estaba buscando locales para tomar copas yo estaba buscando la cena. Cuestión de costumbres.
Me senté en un Pub irlandés llamado O’Donovan’s. El cantante de un grupo de rock suave se desgañitaba para hacerse oír entre los clientes, cosa extraña porque en EEUU se suele atender con interés a la música en directo.
Tomé pescado con un rebozado crujiente y la verdad es que no recuerdo ni que pescado era (quizá Halibut), ni que salsa le acompañaba y ni mucho menos si estaba bueno.
Cuando terminé, empecé a buscar locales para tomar algo. No tenía ningún plan preconcebido y no conocía ninguno así que entre en uno en el que estaba entrando mucha gente, el First Avenue. Me cobraron 20$ por entrar pero iba incluido concierto.
Era una discoteca grande y estaba llena de gente. Tocaba un grupo llamado Chromeo, un dúo de chalados mezcla de grupo de Pop ochenteno y Daft Punk. El público que llenaba el local iba desde el hombre trajeado al Grunge pasando por el Hippy, pero todos tenían un denominador común, saltaban como locos. Para no desentonar y como el grupo me gustó bastante, me uní a la fiesta.
Acabó el concierto sobre las 12 y como la noche era joven decidí buscar otro local.
Paseé mirando la gran oferta de ocio nocturno y terminé en el Seven. El local era espectacular. Tres plantas con restaurante, Chill out y una buena terraza.
Subí a está última y me mezclé entre el resto con mi copa y mis ganas de marcha.
Buenas vistas, buen ambiente y una temperatura agradable.
El "plató" de televisión |
Cuando me cansé regresé al hotel a dormir para prepararme para continuar a la mañana siguiente hacia el norte del estado.
Fin de la segunda parte.
Ir a la primera parte.