Acadia National Park. Maine

En mi viaje por la costa este estadounidense hice parada y fonda en este parque nacional situado en el sur de Maine.

Se asienta sobre la isla de Mt. Dessert y otras pequeñas islas cercanas. Fue nombrado parque nacional en 1919.

Admito que no es el lugar más espectacular en el que he estado pero un buen lugar para pasar las vacaciones, pasear o montar en bicicleta disfrutando del aire puro y sus discretos pero bonitos paisajes.

Llegué desde Portland (el menos famoso) a primera hora de la tarde  después de un agradable empacho de faros históricos y pintorescos que salpican toda la costa.

Me alojé en el Highbrook Motel en el bonito pueblo de Bar Harbor. Este lugar tiene dos zonas para las habitaciones. Una cercana a la carretera y más arriba en medio del bosque. La habitación estaba limpia pero vieja con la decoración original de los años 80…pero como estaba cerca del pueblo y en el bosque, me pareció un correcto lugar para quedarse.

Fui a pasear por Bar Harbor y me encontré con el típico sitio de turismo nacional repleto de tiendas de souvenirs, restaurantes de todos los estilos y un ambiente festivo.

Se notaba que sin ser el colmo del lujo, si era un pueblo de nivel medio-alto.

Una banda de música bajo un templete amenizaba la tarde y muchas personas se sentaban en el césped para contemplar el atardecer sobre el Atlántico.

Como siempre, suele haber una calle sobre la que gira la vida del pueblo y tras recorrerme todas las tiendas compré algún detallito para familiares y amigos, además de una sobria camiseta azul oscuro con el nombre del pueblo y una pequeña bandera americana debajo. No soy muy dado a comprarme este tipo de camisetas pero esta me gustó.

Como estaba cansado opté por hacer una guarricena oficial de viajes, consistente en ir al supermercado y comprar jamón York, zumos y una manzana (creo que no es la primera vez que lo menciono) y llevármela al hotel para cenar tranquilamente.

Al día siguiente cogí el coche para recorrer la isla en un loop de unos 100 kilómetros.

Como ya he dicho, sin ser especialmente deslumbrante, tenía su encanto en los pequeños pueblos del recorrido, bonitos lagos, carreteras despejadas y las siempre interesantes costas.

Con calma fui haciendo paradas para tomar fotografías y en lo alto del parque (lo de alto es un decir ya que no distaba mucho del nivel del mar) aproveché para llamar a casa ya que fue el único sitio que encontré con cobertura.

Ya por la tarde, después de haber hecho la digestión me dirigí a una de las playas de la isla a darme un baño.

Seco y desalado como el bacalao seguí el recorrido hasta completar el loop y descansé un rato en el Motel.



Geddy's (El del alce)



 Por la noche cené en Geddy’s, un restaurante de comida americana de esos que necesitarían varios trailers para trasladar el atrezzo del local (señales de tráfico, aparatos raros, radios antiguas…). Mientras esperaba a ser sentado vi en las pantallas de televisión al Real Madrid jugar y así me enteré que Xavi Alonso había fichado por el equipo madridista.

La verdad es que el local era muy agradable pese a estar hasta la bola. En EEUU no se suele tener la costumbre de vocear en los restaurantes como si estuvieses en la berrea y aunque estén muy llenos, no son molestos para el oído.

Creo recordar que pedí unos "Guppies", básicamente palitos de pescado empanados con salsa Cajun y un costillar.

Para reposar la cena paseé por el pueblo, que a esas horas era un hervidero de gente que o bien seguía comprando cositas o simplemente disfrutaba del ambiente.

Y como no quería desaprovechar la situación terminé en una discoteca de dos plantas con terraza (muy típico también de este tipo de pueblos) tomándome una copa y eso…

A una hora de madrugada pero prudente me retiré a mis aposentos a dormir para continuar al día siguiente mi viaje, rumbo a Bangor.